“El cuerpo humano tiene la capacidad de resistir a casi todos los tipos de organismos o toxinas que tienden a lesionar los tejidos y órganos. Esta capacidad se denomina inmunidad. Gran parte de ésta se debe a un sistema inmunológico especial que forma anticuerpos y sensibiliza los linfocitos que atacan y destruyen los organismos o toxinas específicos. Este tipo de inmunidad se denomina inmunidad adquirida. Un componente adicional de la inmunidad resulta de los procesos generales del organismo, y se denomina inmunidad innata o genética.” (Latham, 2002)




“El interés sobre la participación de los lípidos en la respuesta inmunitaria empezó cuando se reconoció su efecto modificador del sistema del retículo endotelial (Di Luzio, 1972). Un estímulo adicional para este interés fue la sugerencia de que podía darse una asociación entre algunos tipos de cáncer y la cantidad y calidad de los lípidos de la alimentación (Carroll y Khor, 1975; Tannenbaum y Silverstone, 1953). Además, se ha demostrado que las grasas influyen en la gravedad de las enfermedades autoinmunitarias, así como en la duración de la aceptación de homo-injertos (Mertin y Hunt, 1976; Ring et al., 1974). Además, la adición de ácidos grasos a los cultivos in vitrode linfocitos modificaban su respuesta mitogénica (Mertin y Hughs, 1975).
Para la elaboración de una respuesta inmunitaria satisfactoria, es esencial la cooperación entre las distintas células del sistema inmunitario a través de diferentes lípidos y proteínas intermediarios. Los lípidos de la alimentación pueden afectar al sistema inmunitario influyendo en la disponibilidad del sustrato de la ciclooxigenasa y de la lipooxigenasa. Estos productos, a su vez, actúan como intermediarios lipidícos en el control del sistema inmunitario (Rola-Plaszczynski, 1985, y Goodwin, Messner y Peake, 1974). Por otra parte, las células del sistema inmunitario dependen en gran medida de la función de la membrana celular para realizar operaciones tales como secreción de linfoquinas y anticuerpos, recepción de antígenos, transformación de linfocitos y lisis por contacto. La importancia de los lípidos en el mantenimiento de la integridad de la membrana (Stubbs y Smith, 1984) indica que pueden ser nutrientes críticos en la regulación de la función inmunitaria.” (FAO (Roma, 1980)




“Ahora la FAO y la OMS dirigen una campaña para reducir el riesgo de adquirir enfermedades crónicas, mediante un suministro, disponibilidad y consumo adecuado de fruta y hortalizas en todo el mundo.”  ("Enfoques: Más fruta y hortalizas", 2006)




“Ascorbic acid also functions in other cellular processes such as neuromodulation, hormone and neurotransmitter syntheses and the immune system. Apart from its functions as an antioxidant and as a cofactor in hydroxylations, recent work has focused on its direct role in gene expression.” (Zempleni & Daniel, 2003)




“The vital role of the immune system in protecting against infections and cancer is widely recognized. However, the key role of nutrition in supporting the immune system does not enjoy widespread appreciation.” (Bogden & Louria, 1999)




Bibliografía

Latham, M. (2002). Nutrición humana en el mundo en desarrollo (29th ed.). Roma: FAO.

FAO (Roma, I. (1980). Las grasas y aceites en la nutricion humana. Roma: 1980.
Depósito de documentos de la Fao:

Enfoques: Más fruta y hortalizas. (2006). Fao.org. Recuperado 18 August 2017, a partir de http://www.fao.org/ag/esp/revista/0606sp2.htm

Zempleni, J., & Daniel, H. (2003). Molecular nutrition. Wallingford, Oxon, UK: CABI Pub.

Bogden, J., & Louria, D. (1999). Aging and the Immune System: The Role of Micronutrient Nutrition. Nutrition, 15(7-8), 593-595. doi:10.1016/s0899-9007(99)00093-3